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PATROLOGOS edutainment

Ciento cincuenta días la tierra permanece cubierta con las aguas del cataclismo. Y el Arca flotaba aquí y allá, como una nave no gobernado por humanos, sin timón, dondequiera que las corrientes de los vientos y de este mar sin límites la llevaban. 

Dios parece como si se hubiera olvidado de Noé y su familia. Como si le hubiera abandonado a su destino. 

Se está probando incluso ahora de este hombre justo la fe, y continúa Su trabajo sobre esa alma santa Él que supervisa el desarrollo de todos nosotros y buscando la salvación de todos nosotros, el Señor. 

No es paradojico a ser escuchado alguna queja desde dentro del Arca, no por la boca del justo y fiel Noé, sino por los labios de sus hijos o de las mujeres que estaban allí, una queja diciendo que Dios se había olvidado de ellos y que los había pasado por alto y los había dejado desolados a su destino. 

Tambien puede ser que por la mente de Noé podría haber pasado un tal pensamiento, un pensamiento sin embargo que aquel hombre justo descartó y no lo aceptó. 

Pero no, Dios nunca se ha olvidado a Su propio hombre querido. Parece, que a Dios no le importa, pero nunca y en ninguna ocasión Él se olvida. Solo está probando la fe de Sus elegidos y la está entrenando para volverse más fuerte y más poderosa. 

Y este hecho ahora quiere representar de manera más vívida la Escritura cuanto dice, que Dios se «recordó» de Noé y de todos los pájaros y de todos los seres que estaban con él en el arca. 

La Escritura nunca quiere enseñarnos, que Dios olvida. Porque si Dios se olvidara, aparte de que ya no sería Dios, porque tendría imperfecciones y debilidades, que solo nosotros los débiles humanos tenemos; 

pero aún, si Dios se olvidara, ay entonces para la creación. No sería posible a ser gobernada con tanta sabiduría y prudencia. 

La Escritura esta respondiendo ahora al sentimiento de aquellos, que se quejan en el Arca y habla con la lengua, la cual ellos mismos utilizaron, cuando después de medio año, cuando estaban pensando que Dios se había olvidado de ellos, vieron en un momento, que Dios estaba cuidando de ellos y exclamaron con alegría: Dios se ha acordado de nosotros. 

No, Dios no olvida nunca, mi hermano. 

Y puede ser que con todas las tristezas, que vienen a nosotros con todos los desafíos continuos, y en algunos golpes que se presentan despiadados y duros e implacables, nos puede parecer que Dios se ha olvidado de nosotros y nos ha abandonado a nuestro destino y que se ha apartado Su rostro de nosotros, pero esto solo nos parece. 

En realidad sin embargo pasa lo contrario. Ay de ti, oh cristiano, si te olvida y te abandona el Dios. No vas a poder ni por un momento a estar de pie en Su creación. 

Y en estas oscuras y negras y severas ocasiones en tu vida nada más no debes hacer, mi hermano, sino aguantar el Señor. 

Aguante el Señor. Con mucha paciencia pon tu esperanza en Él. Y no tardarás a sentirte Su amor y experimentar Su afecto. 

Pero junto a Noé Dios recordó «también todas las bestias y todos los animales y todos los pájaros y todas las serpientes que se arrastran por la tierra, todos los que estaban con él en el Arca». 

Sus propias creaciones eran ellos también. Y si en verdad para el hombre tiene un placer especial a ocuparse y a interesarse nuestro Dios, aun así no se aparta de su interés a Sus otras criaturas también, que todos ellos los creó Él en Su sabiduría. 

El Señor está complacido y está contento para todas Sus creaciones; «el Señor se complace para Sus creaciones». 

Y además, esas creaciones de Dios fueron hechos para el hombre. Y así Dios es presentado a cuidar y a proveer no solo para el hombre, sino también papa los que pertenecen al hombre y le son útiles para su conservación. 

Recibo sin embargo de este párrafo de la Escritura, mi hermano, una vívida lección y enseñanza sobre la benévola providencia de Dios. 

Y me estoy enseñado, que no solo a mi mismo el ser humano no ha distanciado de Su interés nuestro Dios, pero ni siquiera estos animales y las fieras salvajes y las serpientes. Él se preocupa hasta para ellos. 

Y si a Él le importa para esos también, ¿que grande debe ser el cuidado y la providencia que Él emprende para mi el hombre? 

Y si para los animales y a las bestias Dios no los olvida, ¿como es posible que me olvidaría y me abandonaría a mi, quién fui creado a Su imagen y a Su semejanza? 

Oh mi corazón, ¿porque te preocupas? Oh mi alma, ¿porque tienes miedo? No estás solo en este valle oscuro, el cual con muchas lágrimas fuiste llamado a cruzar. 

Tienes a tu lado el Señor del cielo. Pon tu esperanza en Él y haz la paz. Apóyate en Su brazo el alto brazo Suyo y fortalécete. Dios está con nosotros. ¿Quién entonces podría estar contra nosotros? 

Dios recordó a Noé. ¿Y como se mostró e se indicó este recordimiento? ¿Qué hizo Dios, después de acordarse de Noé? «Él trajo viento sobre la tierra y se cesaron las aguas». 

Él trajo viento sobre la tierra de tal tipo, de modo que cesó el agua. Un viento lo más probable del norte, porque el viento del norte entre todos los vientos es el más seco y el más estable. Un puro viento del norte o un del noroeste debe haber sido ese viento. 

«Trajo viento» el Dios. He aquí pues la soberanía y la infinita grandeza de Dios. Él lo determina y lo domina todo. Él mantiene en sus manos todos los vientos también. 

Él los mantiene y los dirige, donde sea y como sea y cuando sea que Él quiera. Hasta ese nivel llega la providencia y el gobierno de Dios. 

Has visto un poco arriba, que dios cuide al hombre, cuide para los animales también, para los pájaros, para las serpientes. Ahora ves aquí, que los vientos también es Él Quien los sostiene, los climas es Él Quien los determina, la lluvia y la sequía es Él Quien las arregla. 

«Y Fueron cerradas las fuentes del abismo y los cataratas del cielo; y se detuvo la lluvia desde el cielo». 

Un viento seco sopló, que ayudó la evaporación del agua y el despejar del cielo de las nubes. 

Al mismo tiempo sin embargo las fuentes también cerraron del abismo, así que ya no salía más agua de la tierra y no se aumentaba la inundación de las aguas; 

también cerraron las cataratas del cielo, para que no lloviese más, y por lo tanto se detuvo la lluvia por completo. Se detuvo durante muchos meses, por mucho tiempo. He aquí pues que a la lluvia y a la sequía es Él quien las maneja. 

Él tiene en Sus manos una llave. Con esta llave abrió primero las fuentes del abismo y las cataratas del cielo y provocó el cataclismo. Con esta llave ahora cierra las fuentes y estas cataratas y recoge las aguas ¡como si tuviera un tipo de bolsa y los encerraba adentro! 

Y así ahora inmediatamente las aguas comienzan a disminuir. Despacio-despacio y poco a poco, como despacio-despacio y en un periodo de tiempo de cuarenta días y noches se multiplicaron. 

El sol por un lado, pero también los nuevos mares y lagos que se estaban formando, comenzaron a acumular y absorber el agua. 

También dentro de la tierra se crearon nuevas cisternas de agua. Y a diferencia de antes que el agua salía desde la Tierra para ahogar la gente, ahora se está almacenado en ella. 

Y por lo tanto el agua poco a poco se estaba reduciendo durante todo el periodo de estos ciento cincuenta días que estaba cubriendo la tierra. 

El Arco durante estos días estaba flotando y no estaba parado en ninguna parte. Ahora sin embargo se encuentra un lugar para pararse. Durante the seventh month, en su día 27, el Arca paró en una cumbre del monte Ararat. 

Se detuvo allí por sí mismo donde Dios lo había llevado. No fue Noé quien lo llevó allí. Noé no podía hacer nada donde estaba. Fue traído por la sabia y benévola providencia de Dios en la montaña de Ararat. 

Es decir, permitió la benevolente providencia de Dios apoyo al Arca un poco antes. Inmediatamente después cuando las altas montañas comenzaron a aparecer desde dentro esas aguas vastas. 

Él no esperó a aparecer los lugares más bajos de la tierra, porque pasaría más tiempo. Lo más rápido posible, lo más pronto posible, Él guía el Arco a conducirse a tierra con seguridad. 

He aquí entonces, mi hermano, que Dios tiene tiempos y lugares de reposo para Su propia gente, después de las tentaciones y las penurias, que les envía. 

Y guía a estos lugares Su gente Él mismo, muchas veces sin necesidad de parte de los guiados a este reposo a hacer nada para que se lleve a cabo esta salvavidas guía de Dios. 

Y Él los guía en tiempos y períodos, que su Nación y Su gente piensen, que Dios los había abandonado y los había olvidado. 

Imagina, mi hermano, en cuanto se paró y encalló, el Arca en tierra firme, cuánta sería la alegria de Noe. Porque Noé ciertamente lo entendió, que el Arca había parado en alguna parte. 

Antes de eso, todos tenían la sensación que estaban viajando dia y noche dentro del mar. Ahora el Arca no la mueve nada, ni se rueda ni se inclina por un lado o el otro. Se queda inmóvil y fija. 

Todos lo perciben eso. Pero al mismo tiempo ellos sienten, que esto es una obra de Dios, que pensaban hasta un rato antes, que se había olvidado de ellos. Y todos ahora por lo tanto con alegría y con gratitud hacia Dios deben haber gritado y deben haber dicho: «Dios se acordó de nosotros». 

Estamos ahora alrededor del mes de Abril. Pero todavía hay muchos, muchísimos aguas. Sólo las cumbres de las montañas más altas han aparecido aquí y allá en demasiado lejanas una de la otra distancias. 

Si observaría alguien desde el Arca, entonces continuaría viendo un mar inmenso y nada más. Es una cuestión si podría detectar en alguna parte como si un punto oscuro alguna cumbre. 

Deberían por lo tanto reducirse aún más las aguas. Y las aguas se están reduciendo. Está siendo continuada su absorción hasta el décimo mes. 

Durante el décimo mes, el primer día del mes, la escritura dice, aparecieron las cumbres de las montañas. Es decir la absorción y el drenaje de las aguas continuó también ahora. 

Desde la montaña de Ararat alguien puede ver también de las montañas vecinas, que estaban ahi cerca, las cumbres. Ya no son oscuras y distantes y indistintas manchas las cumbres que se pueden ver. Están allí cerca, en el alrededor, y alguien las puede ver muy claramente. 

Y Noé las distingue y las ve. Seguramente de vez en cuando debe haberse subido arriba a la ventana y debe haber observado para ver que está pasando afuera. 

Como los marineros que navegan dentro de las naves con velas y han sido derivados por la tempestad a lugares desconocidos y navegan días y noches en los océanos. 

Ellos también suben sobre sus mástiles todo el tiempo y giran alrededor aquí y allá sus ojos, no sea que por algún parte detectan la tierra. 

Del mismo modo también Noé debe haber abierto de vez en cuando la ventana del Arca y debe haber observado alrededor para ver que esta pasando. Y ahora pues ve las cumbres de las montañas vecinas. 

El cuadragésimo día, que es el 10 del undécimo mes, durante nuestro mes Septiembre a Octubre, Noé comienza no solo con sus propios ojos, sino también a través de varios enviados y exploradores de el a examinar la condición de la tierra. 

Y entonces abre la ventana y suelta de allí hacia afuera un cuervo. «Y saliendo el cuervo no volvió». El cuervo salió afuera y no volvió al Arca. 

Esto fue una señal para Noé, que la situación allá afuera fue tal, que podrían sobrevivir los pájaros que eran salvajes y carnívoros. Porque, si no pudiera vivir en esta situación el cuervo, ciertamente volvería atrás. 

Pero para estar informado mejor sobre esta situación Noé, toma en el mismo día también uno de los pájaros mansos, la paloma, y la envió tras el cuervo «para ver si el agua se había retirado de la tierra». 

Si también la paloma que no es un pájaro tan duro, como es el cuervo, y tampoco se alimenta de cuerpos muertos y cadáveres como el cuervo, se quedaría fuera y no regresaría, eso sería una señal, no solo grandes territorios de tierra seca existirían, sino que había aparecido algo de vegetación también, capaz de alimentar los pájaros mansos también. 

El cuervo podía alimentarse por los cadáveres, que encontraría muchos en ese tiempo. La paloma sin embargo necesitaria hojas y granos y frutas. 

Pero la paloma no se queda afuera, como el cuervo. «Al no encontrar reposo para la planta de su pie se volvió a él al Arca». 

No encontró dónde pararse. Y aunque si hubiera terreno por algún parte, estaría lleno de barro y aguas estancados. A las cumbres de las montañas para poder volar, debería tener alas fuertes como las alas del cuervo. 

Volvió entonces de nuevo al Arca y Noé «extendiendo su mano la tomó y la jaló adentro hacia él dentro del Arca». 

Noé sacó su mano de la ventana, cogió la paloma que al estar cansada debe haber reposado sobre el Arca y la llevó adentro. 

Siete días después Noé soltó otra vez por segunda vez la paloma. Y se fue esta vez, pero no volvió tan pronto, como siete días antes. Se quedó afuera durante horas enteras. Mientras hubo luz del día, la paloma se queda afuera. 

Pero cuando el sol empezó a caer y a prevalecer la oscuridad, la paloma recuerda su nido y regresa por la tarde, cerca de la noche, al arca, «y tenía una hoja de olivo, anclada en su boca». 

Como un pincho clavado en su boca estaba sosteniendo con su pico la paloma una hoja de olivo. Y esto fue una señal obvia, que las aguas habían sido reducidos y los arboles habían comenzado a vivir de nuevo y florecer de nuevo. 

«Y Noé entonces supo, que las aguas habían retirado de la tierra». 

Y de nuevo Noé esperó siete días. Y después de que se pasaron estos días, soltó por tercera vez la paloma. Las cosas ahora sin embargo estaban mucho mejor de lo que estaban una semana antes. 

La paloma no solo encuentra un lugar para alimentarse durante el día, sino hasta encuentra un lugar, en el cual podría anidar por la noche. . ya no necesita el Arca y no hay necesidad a volver en ello. 

Por eso pues «no quiso volver a Noé». Y así por lo tanto aquel patriarca venerable fue informado, que el secado de las aguas había avanzado bastante. 

Entonces Noé desde la profundidad del Arco que se encontraba encuesta y examina la tierra y las aguas sobre ella, para estar seguro si la tierra seca apareció y hasta que punto se extendía. 

Por lo cual Noé no sabe, cuando exactamente se retirarían las aguas y cuando sería capaz de salir él y sus hijos del arca. Sin embargo él sabía bien y con exactitud el día cuando empezaría el cataclismo. 

Que cosa más rara, me podríais decir; ¡a saber exactamente, cuando empezaría el cataclismo y a no saber cuando terminaría y cuando la faz de la tierra saldría de nuevo a la luz del sol! 

Y sin embargo no es extraña esta cosa en absoluto, mi lector. Presta un poco de atención e inmediatamente entenderás la razón para esto. 

Noah sabía exactamente el día que empezaría el cataclismo, porque tenía que saberla. 

Porque, si no supiera el día, ¿cómo haría estas preparaciones, que tenían que ser hechas, para poder entrar en el Arca tanto él y sus hijos y todos los animales y bestias y serpientes, que tenían pue entrar? 

Tenía que saber por lo tanto el día del cataclismo, y por eso Dios se lo revela a él y se lo despliega a él. 

El dia sin embargo que se secaría la tierra y las aguas serían absorbidas no era necesario a saberlo. ¿Qué ganaría, si lo supiera? Solo una curiosidad satisfaría y nada más. 

Y tal vez de hecho entraría él en una tentación mayor, si desde el principio, se le daría a conocer ese día. 

Porque, como puedes ver, Noé se quedo dentro del Arca con todo la demas tripulación del Arca durante todo un año. Y debe haber pasado ese tiempo muy despacio, sin siquiera que ellos entenderlo, cómo pasó. 

Pero si desde el principio sabían ellos, que por todo un año permanecerían allí adentro, no digo por supuesto para el justo y honrado Noé, ciertamente sin embargo las mujeres que estaban allí y los hijos de Noé mostrarían mucha más impaciencia y gravemente se sentirían ese confinamiento del Arca. 

Además, este ocultamiento del día, que la tierra se secaría y las aguas serían absorbidas, también tenía un otro beneficio, sobre el cual ya hemos hablado. 

El beneficio es que, seria util como un medio, con el cual se comprobaría aún más la fe de Noé y se fortalecería su alma justiciera y se entrenaría aún más a la determinación y la paciencia. 

Además, el día que empezaría el cataclismo Noé no podía por ningún otro medio saberlo sino solo si Dios se lo revelara a través de una revelación. Y Él se lo revela. 

El cuando sin embargo aproximadamente la tierra se secaría y si ya era hora para que Noah abriese el Arca y saliese fuera, esto podría incluso por su cuenta a examinarlo y descubrirlo. 

Y luego al final, como veremos, cuando será el tiempo para que salga Noé del Arca, será Dios otra vez Quien se lo dirá y le llamará a salir fuera. 

Estos en relación con la inspección, que Noé está realizando, para ver si apareció la tierra y si se hubiera absorbido lo suficiente el agua. 

Me impresiona sin embargo otra cosa también, mi lector, que vengo ahora a explicártela. 

Él suelta el cuervo e inmediatamente después suelta la paloma. Muy bien. La segunda vez, que soltó de nuevo la paloma, ¿cuándo fue? Justo en los siete días. ¿Y la tercera vez? En siete días más. De siete a siete. 

Esto hace unos intérpretes a pensar, que durante el día del Sábado tuvieron lugar estos envíos del cuervo y de la paloma. 

Es decir, explican los intérpretes, que, cuando entró Noé en el arca, mantuvo la cuenta de los días de la semana y sabía cuando era el día santo del Sábado. 

Además los números que se están dando a nosotros en la Escritura para los distintos periodos del cataclismo, los 150 dias que quedaron las aguas, la fecha durante la cual el Arca se detuvo en el monte Ararat, etcétera, 

todos estos, que han sido preservados en la Escritura a través de la tradición de boca a boca, como Noé las entregó, claramente prueban, que Noé estaba llevando la cuenta de los días. 

Y cada séptimo día por lo tanto estaba santificada por Noé dentro del Arca y continua este anciano patriarca haciendo dentro del Arca cada Sábado lo que estaba haciendo antes de que entrara en el Arca. 

Después pues durante un día de Sábado rezó y completó su veneración habitual hacia Dios ese justo y piadoso hombre, al mismo tiempo debe haber preguntado de Dios a hacerle saber, que estaba pasando afuera y a orientar estos pájaros, que él soltaría, a traerle de vuelta algunas noticias con respecto a esto. 

Por esta razón cada siete días están teniendo lugar las salidas de la paloma desde el Arca. 

Esta interpretación, mi lector, no es errónea. Tampoco hay algo, el cual nos prevendría de aceptarla. Al contrario parece también muy probable, y también la devoción de Noé la engrandece mucho. 

El cuervo no regresa. Encuentra cadáveres y se queda para comer. La paloma sin embargo, la pura y inocente e inofensiva paloma, regresa inmediatamente, porque no tiene donde pisar. Barro por todas partes, aguas por todas partes, mar por todas partes. 

La paloma sin embargo, mi lector, simboliza algo. ¿Sabes qué? El alma la limpia, la pura, la carismática, que lleva dentro el Espíritu de Dios, el cual como una paloma en el rio Jordan se vio bajando sobre Jesús. Ese tipo de alma simboliza la paloma. 

Similarmente el cuervo simboliza el alma carnal, que esta adjunta al mundo material, que le gusta la comida y la bebida y que no piensa de algo más noble y algo superior. 

Continuamente hacia abajo esta alma ve y parte lejos, muy lejos del Arca de la salvación, de Jesucristo. 

De lo contrario el alma pura no encuentra reposo y paz en este deplorable mundo del pecado, donde el mal está inundando y es abundante y genera un verdadero cataclismo. 

Y vuelve por lo tanto hacia el Arca, hacia Jesús, como la paloma de entonces hacia Noé. 

Ay alma mía, alma mía, regresa a tu descanso. Cristo, ese nombre dulce, es tu reposo, tu alegría, tu apoyo, tu techo seguro, la fortaleza inexpugnable y castillo, dentro del cual encontrarás tu salvación y tu paz. 

¡Oh! Sí; «quién me dará alas como de la paloma para que yo vuele y encuentre reposo?» ¿Quién dará a mi alma estas alas, que como la paloma podrá con ellas volar cerca a Cristo, para encontrar en Él su reposo? ¿Quién? 

Anda tu y decidelo, oh alma mía, a acercarte a tu Salvador. Pídelo con todo tu corazón de Él mismo, hacia Quién deseas acercarte. 

Y he aquí, cómo Noé extiende su mano y recibe la paloma para ingresarlo dentro del Arca, en el cual desea entrar. 

Similarmente Cristo también extenderá Su gran mano para ayudarte a ti también, para aspirarte y para atraerte hacia Su lado, para acercarte cerca de Él, mientras tu lo quieras y lo deseas y lo pides. 

También he aquí, mi lector, qual pájaro lleva en su pico la hoja de olivo. 

No es el cuervo el glotón, quien prefiere los cadáveres del Arca, sino es el puro y inofensiva paloma. Es esto lo que lleva en su pico esa hoja del olivo, la cual siempre simboliza la paz y la hilaridad. 

Si, mi hermano; con todo lo que haga el hombre carnal, quien como el cuervo está buscando satisfacerse a sí mismo con los placeres del mundo material y de la carne, es imposible a alcanzar jamas la paz, a intentarla, a saborearla. 

La paz es solo para las dotadas por el Espíritu de Dios almas. Sólo estos corazones, que se parecen a la paloma, que está sosteniendo en su pico la hoja del olivo, solo estos tienen en su posesión y como su decoración y como su deleite la paz. 

¿Y como no? La paz del corazón no es algo, que es capaz de ofrecerlo el inquieto y desordenado mundo con sus aún más desordenados e inciertos y inestables bienes que tiene. 

El mundo solo inquietud y perturbación y repugnancia y decepción puede dar, no la paz y verdadera alegría. 

Paz falsa, algo que parece desde afuera como paz, pero en el fondo está lleno de agitación, una cosa así el mundo la puede dar y la está dando. 

La verdadera paz sin embargo y la real jamás and bajo ninguna razón no la puede transmitir. La paz la verdadera, la profunda, la imperturbable, «la que sobrepasa todo intelecto», solo existe dentro de Dios, y solo el Espíritu de Dios la puede transmitir y regalarla. 

Y estas almas por lo tanto, que conservan la alegría del Espíritu Santo, estas almas agraciadas, las palomas de la santa gracia, estas y solo estas tienen y mantienen este tesoro de la divina y dulce paz. 

Tres veces Noé soltó la paloma desde el Arca. Y si las dos primeras veces la paloma volvió de nuevo, la tercera vez sin embargo ya no volvió más. Y esto fue una señal, que la tierra empezó a secarse y que en muchos lugares la tierra había aparecido. 

Estamos ahora en el año seiscientos uno de la edad de Noé. Cuando Noé tenía seiscientos años empezó el cataclismo. Ahora tiene seiscientos y uno años, Noé. Es decir, ha estado allí dentro en el Arca cerrado casi un año entero. 

«Y sucedió que en el primer después de seiscientos años en la vida de Noé, durante el primer mes, el primer día del mes el agua se había drenado de la tierra». 

En el día 27 del segundo mes empezó el cataclismo. Pasaron diez meses y llegó el primer mes del siguiente año, y entonces esa mucha agua, con el cual la tierra estaba cubierta, ya no estaba, pero aún no se había drenado la tierra. 

Desde lejos si miraras, verías tierra seca extendida, pero si vinieras para caminar sobre esta tierra, no sería difícil a sumergirse entero en el charco y el barro. 

Y Noé ahora, ya que Dios no le dice que salga desde el Arca, no se atreve a salir. Como para ingresar dentro del Arca estaba esperando la orden de Dios, asimismo también para salir desde el Arca, tenía que esperar para el mismo orden. 

Entonces, ¿qué hace Noé para aligerar un poco la tristeza de esa prisión, que fue creada sobre él por el reclusión dentro del Arca? «Abrió el techo del Arca». 

Destapó un parte del Arca. Y así ya no estaba por todos los lados confinado. Podía respirar algo mejor ahora. Podría girar sus ojos alrededor para ver lo que pasaba al mundo. Podía finalmente cer algo y disfrutar. 

«Y vio, que el agua se había retirado de la faz de la tierra». 

La Escritura, como ves, mi lector, se refiere particularmente que Noé vio, que el agua se había retirado desde la faz y desde la superficie de la tierra. Se considera que merece estar escrito y merece una palabra al respecto, que Noé vio. 

Tiene conocimiento de la gran impresión, eso debe haber hecho a Noé esa vista; la alegría que debe haber experimentado; el entusiasmo que debe haber capturado su corazón; 

su gratitud hacia Dios, que debe haberse encendido dentro de él; las palabras de agradecimiento y de alabanza, que deben haber salido por sus labios. ¡Cómo debe haberse parecido ese momento a Noé! 

Y a pesar de todo eso, la tierra era algo que debe haber estado viendo todos los días en otros tiempos Noé; era la cosa más habitual y la más común, que la tenía frente a sus pies y la estaba pisando todo el tiempo. 

Y no digo nunca, que el justo y virtuoso y piadoso Noé no apreciaba en ese entonces ni consideraba en absoluto esa gran bendicion y dotación, que Dios nos había dado. Digo sin embargo, que ahora él lo aprecia más. 

También lo apreciaba entonces y daba gracias a Dios por todos los beneficios, que le estaba dando. Ahora sin embargo él está en la posición para apreciar mejor el valor de este bien y a agradecer más cálido y más vívidamente a Dios. 

Y pasa con nosotros también algo similar de alguna manera, pero aun así diferente, mi lector. 

Cuando tenemos los regalos de Dios, es decir, nuestra salud, el agua, el aire limpio, el pan, esa tierra donde caminamos y tantas otras cosas, no las consideramos para nada; ni siquiera las consideramos como regalos y como dotaciones de Dios. 

Esta es la riqueza, que nos ha sido dada abundantemente por nuestro Padre, y porque nos sobra, nosotros la pisamos y la despreciamos y ni siquiera la consideramos como verdadera riqueza. 

¡Pero qué pasa si lo perdemos! Cuando llega algún bloqueo y el pan termina siendo vendido por los gramos, ¡pues! entonces nuestras mentes cambian y nuestros ojos empiezan a ver de forma un poco diferente. 

«¡Cuánto hemos tenido antes y no lo hemos considerado!», gritamos todos. Entonces abren nuestros ojos, pero para volver a cerrarse cuando después de poco, cuando pasen los años de privación y vuelven otra vez los años de abundancia. 

¡Ay! Dios mio; ¿por qué tengo que ser tan ciego y porque no puedo ver Tus bendiciones y no puedo agradecerte por esas día y noche? 

Fin del capítulo 5