Me pregunto, ¿ha hecho alguno lo que os he pedido?
Me pregunto, ¿ha rogado a Dios alguno de vosotros por mi y por todo el cuerpo de la Iglesia, para que se apague el fuego que nació de la vanidad, el fuego que destruye todo el cuerpo, el fuego que divide el uniquo cuerpo a muchas partes y desgarra el amor?
Porque justo como una bestia que cayó con un asalto sobre un cuerpo gentil y delicado que no se puede defender, de la misma forma mordió sus dientes repulsivos en el cuerpo de la Iglesia y derramó su veneno impregnandola con mucho hedor;
y otros de sus miembros los arrancó y los tiró lejos, otros los destrozó y los cortó en pedazos y otros los masticó y los comió.
Y si era posible que alguien vea con sus propios ojos la vanidad y la Iglesia, vería un espectáculo lamentable y mucho mas horrible de los que están pasando a los estadios;
Vería el cuerpo arrojado al suelo y ella, la vanidad, de pie encima de ello, mirando por todo alrededor y agarrando con fuerza a los caídos, sin alejarse de ellos ni por un rato y sin sentir piedad para ellos.
¿Quién de nosotros por lo tanto va a expulsar a esta bestia? Su destierro es obra de Quien ha establecido esta lucha; Él, después de ser invitado por nosotros, enviará a Sus ángeles y después de que obstruyen la boca audaz y desvergonzada de ella como con una especie de cuerdas, así la llevarán lejos.
Pero solo entonces lo va a hacer eso Él Quien ha establecido la lucha, cuando cesamos nosotros, una vez que se ha alejado ella, a buscarla de nuevo;
pero si envía Él a Sus ángeles dándoles la orden a quitar lejos de nosotros esta terrible bestia, pero nosotros, después de que se haya alejado y se ha encerrado en su nido, después de que nos levantemos llenos de innumerables heridas, lo pedimos de nuevo, golpeando y dando vueltas a todo, con el fin de liberarlo de nuevo, entonces despues de todo eso Dios no se apiadará de nosotros y no sentirá pena para nosotros;
porque como se dice; «¿quién mostrará misericordia al mago que seduce a las serpientes después de ser mordido por la serpiente, o a todas las personas que se acercan a las bestias?».
Pero vengamos a un otro tipo de vanidad. ¿Cuál es este? La que son muchos los que la tienen y no solo uno o dos. Estamos contentos cuando somos elogiados por cosas, cosas que muy bien sabemos que no son benefician ni siquiera en el menor grado.
El pobre también está haciendo de todo, para poder vestir ropa buena, por ninguna otra razón, sino solo para ser elogiado por los muchos;
y muchas veces mientras él puede servirse perfectamente a sí mismo, el compró un sirviente no porque le necesitaba, sino para no ser visto que su reputación fue reducida cuando se estaba sirviendo a sí mismo.
Porque dime, ¿por qué razón, mientras que durante todo el año te estás sirviendo a ti mismo usando tus propias manos, ahora quieres ser atendido por otra persona?
Luego, si le queda algo de dinero, va y compra utensilios de plata y construye una casa lujosa. Y ninguna de estas cosas la hace por necesidad; porque, si todo esto estaba hecho por necesidad, la mayor parte de la humanidad sería desaparecida e sería destruída;
quiero decir esto con lo que digo; hay cosas que son necesarias sin las cuales no es posible que alguien viva; como por ejemplo la fructificación de la tierra es una cosa necesaria y si la tierra no da fruto no es posible que el hombre viva;
también la ropa que protegen al hombre, el techo y las paredes de la casa así como los zapatos estos también son necesarios, mientras que el resto son innecesarios.
Porque, si esos también fueran necesarios y no sería posible que el hombre viviera sin sirviente, justo como no le es posible vivir sin estas otras cosas, la mayor parte de la humanidad desaparecería, porque la mayor parte de ellos no tienen sirvientes.
Si fuera necesario que el hombre usara utensilios de plata y no sería posible vivir sin ellos, la mayor parte de la gente sería destruida otra vez, porque la mayoría no tiene utensilios de plata.
Si alguien por lo tanto les dice a ellos que tienen utensilios de plata; «¿por qué razón, pues, quieres tener este utensilio? dime la razón y ¿de qué sirve?» ninguna otra razón sería capaz de decirte, sino solamente para ser honrado por los muchos. «Y los poseo con el fin de ser admirado y no ser despreciado, y luego los escondo para no ser envidiado y no ser dañado».
¿Qué podría ser peor que esta tontería? Si los tienes para ser honrado por los muchos, muéstralos a todos, pero si tienes miedo a la envidia, es mejor si ni siquiera los hubieras adquirido.
¿Debería mencionar otra tontería?
Algunas personas a veces, mientras les faltan los básicos y mientras estan muriendo por hambre, no paran su interés por los utensilios. Y si les preguntas ¿por qué? «Debemos», dicen, «mantener nuestra dignidad». ¿Qué dignidad estás diciendo, hombre? Esto no es dignidad para el ser humano.
Porque de lo contrario habrían actuado una gran fealdad el justo Elías y Eliseo y Juan;
porque Elías no tenía nada más que el vellón y dependía de la ayuda de la mujer viuda, que también era pobre, y se ganaba la vida mendigando, acercando la puerta de esta muy pobre mujer y pronunciando las palabras de los mendigos.
habría actuado una gran fealdad el propio Eliseo también, que se estaba alimentando en la casa de la pobre mujer. Juan también hubiera actuado fealdad que no tenía ni ropa, ni tenía pan para comer.
La fealdad es solo eso, a que alguien adquiera mucho dinero, y esto es en realidad la gran fealdad. Porque en ese caso alguien obtiene la reputación del tipo duro, de alguien blando, de alguien estupido, de alguien soberbio, del vanidoso, de alguien feroz.
No es un logro a que alguien use ropa bonita, pero sí que es un logro cuando alguien se adorna con buenas obras.
Y escucho de muchos personas que son admirados por esto. «Aquél», dicen, «tiene toda su dignidad; tiene una cama con cobertores buenos así como muchos utensilios de bronce; es un amo de casa realmente próspero».
«¿Por qué», dicen, «nos estás acusando a nosotros, que poseemos estas cosas, mientras que deberías acusar aquellos que tienen muchos más?»
Al acusar a vosotros mucho más estoy acusando a ellos; porque, si no absuelvo de la acusación los que tienen pocas cosas, mucho más no absuelvo aquellos que tienen más.
La dignidad es no la casa ilustre, o las lujosas colchas de cama, ni los colchones mullidos, ni la bien arreglada cama, ni la multitud de los sirvientes. Porque todas estas cosas son rechazados por nosotros y no tienen dada que ver con nosotros.
Las cosas que están relacionadas con nosotros son la indulgencia, el desprecio por el dinero, el desprecio por la gloria, la indiferencia hacia el honor de los muchos, ser victoriosos sobre la naturaleza por nuestra vida virtuosa. Esto es logro, esto es gloria, esto es honor.
Pero la causa de todos los males se está creando desde el principio, y como esta pasando esto os lo voy a contar yo.
Inmediatamente después de que nazca el niño su padre está considerando cada detalle, no sobre cómo organizar correctamente su vida, sino de como hacerlo que se vea hermoso y como vestirlo con joyas y hermosa ropa.
¿Por qué haces esto, oh hombre? Está bien, por tu cuenta te pones estas; ¿por qué el niño también, que aún no ha conocido esta manía, lo estás acostumbrando a estas? ¿Por qué razón le estas colgando adornos alrededor de su cuello?
Se necesita un maestro correcto, para educar correctamente al niño, y el oro no es necesario en absoluto.
También le dejas que su pelo crezca, en analogía con las chicas, haciendo así al niño afeminado y convirtiéndo en frágil su naturaleza poderosa, desde el primer momento poniendo dentro de él el amor por el dinero y persuadiéndolo para que se excite por cosas inútiles.
¿Por qué estás haciendo más grande la ofensiva del diablo contra él? ¿por qué lo haces volverse sobreseducido por las tentaciones corporales?
«Si el hombre», dicen, «tiene el pelo largo, no es honorable para él». La naturaleza no quiere eso; Dios no lo ha permitido; esta cosa ha sido prohibida; es una consecuencia de la superstición griega.
Muchos cuelgan joyas de oro en sus orejas también; que ojalá ni siquiera a sus hijas no las colgarían, vosotros sin embargo hasta los chicos los conducís a la destrucción.
Tal vez muchos están ahora riendo por lo que estoy diciendo, considerando estas cosas insignificantes. No son pequeñas sin embargo, por el contrario son muy importantes.
Si la niña se acostumbra dentro del guardaroba feminina a dejarse fascinar por los adornos femeninos, cuando se habrá ido de la casa de su padre ella sera muy dificil e insoportable para su marido y más pesada que aquellos que recaudan los impuestos.
Os lo he dicho otra vez en otra ocasión, que desde ahí comienza la maldad a ser difícil de combatir, desde el hecho de que nadie no les habla sobre pureza, nadie nunca sobre la prudencia, nadie nunca sobre el desprecio del dinero y de la gloria, nadie para esas cosas que la Escritura manda.
Cuando por lo tanto desde la primera edad a los niños les faltan los maestros, ¿en qué se convertirán?
Porque, si algunas personas, mientras se alimentan desde el vientre de su madre y se están educados hasta su vejez, aún así no logran llegar a ser personas decentes, los que desde el principio de sus vidas se están acostumbrando a estas enseñanzas que tipo de maldad no son capaces de hacer?
Pero ahora cada uno está haciendo todos los esfuerzos cómo enseñar a sus hijos artes y letras, habilidad retórica para hablar en público, pero de que manera podría su alma volverse más hábil, sobre esto nadie muestra ningun interés.
No dejo de suplicáros y rogaros e insistiendo en mis oraciones, para que antes que nada deberíais primero dar la crianza justa a los niños.
Si realmente amas a tu hijo, demuestra tu amor a través de esto; además para esta cosa tendréis también recompensa. Porque escucha a Pablo que dice; «si se mantienen estables en la fe, el amor y la santificación con prudencia».
Y si tienes la sensación que has cometido innumerables pecados, al menos trata de encontrar junto a esto también alguna consolación por tus fechorías. Cría a tu hijo como un atleta para Cristo. No digo esto, obstruirle de contraer matrimonio y enviarle al desierto y prepararle preferir la vida solitaria; no digo esto.
Lo quiero esto por supuesto y me gustaría si todos lo aceptaran, pero como se considera ser pesado, no lo fuerzo. Cría a tu hijo como un atleta para Cristo y mientras viva dentro del mundo enseñale desde su temprana juventud cómo ser piadoso.
Si las buenas enseñanzas están impresas en el alma mientras aún está suave, nadie va a poder eliminarlas, cuando ella se pondrá dura como la lacre, exactamente como sucede con la cera también.
Todavía lo tienes lleno de miedo y asombro y que aun teme incluso tu rostro y tus palabras y todo lo demás; haz uso de tu autoridad como deberías. Eres tú primero quien disfruta de los beneficios, si tienes un buen hijo y luego viene Dios; te estás esforzando por ti mismo.
Dicen que las perlas, en cuanto los extraigan del agua son blandos como el agua. Por lo tanto, si tiene experiencia el que los saca, al colocar esa gota en la palma de su mano y moviendo su mano hacia todas las direcciones y de una manera muy cuidadosa la esta esculpiendo y la hace muy muy redonda.
Pero cuando se solidifica, entonces no puede darla la forma que él quiere. Porque lo suave es adecuado para cada forma, porque aun no se ha estabilizado su condición, y por esta razón fácilmente puede tomar cualquier forma; lo duro sin embargo, simplemente porque ha adquirido la dureza como si en una condición permanente, no es fácil que cambie y tomar alguna otra forma.
Así que cada uno de vosotros, padre o madre, justo como vemos a los pintores procesando con mucho cuidado y exactitud las pinturas y las esculturas, similarmente deberíais preocuparos para estas maravillosas esculturas vivas.
Es decir, los pintores después de colocar frente a ellos el lienzo están agregando todos los días el color que necesita. Los escultores por otro lado están haciendo lo mismo también sobre las rocas; eliminan todo lo que sea redundante y agregan todo lo que falta.
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