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PATROLOGOS edutainment

Sin duda los protoplastos deben haber sido tomados por miedo después de la amenaza, que Dios les hizo. Y probablemente deben haber tomado la decisión a no tocar nunca ese árbol prohibido, por donde estaba escondido un tan terrible y mortal peligro. 

Pero su obediencia hacia Dios iba después de poco a ponerse en prueba. Virtud sin reacciones y sin obstáculos no tiene un gran valor. 

Y cuando alguien tiene la pretensión de recibir en su posesión los eternos bienes del Cielo y la imperecedera guirnalda de la gloria, antes debe luchar y probar por los hechos que es digno para heredarlos. 

Los protoplastos, por lo tanto, era justo pero también necesario por su progreso espiritual de ser probados. Y ahí viene Satanás por lo tanto para ponerlos a prueba. 

Buscó ese criminal a provocar agitación en el cielo. Y ahora viene a soltar el esperma del pecado y de la discordia y de la desgracia también en la tierra. 

Dios lo había creado a ser un ángel luminoso y bueno. Le había levantado a gran gloria y honor en el cielo. Le había mostrado la riqueza de Su benevolencia y de Su amor infinito. 

Pero el a este amor respondió con enemistad y a esta benevolencia con malicia. En medio de la santidad y de la felicidad del mundo celestial, él concibe pensamientos y planes viciosos y oscuros. 

Él nutre sentimientos arrogantes y toma decisiones por apostasía contra Dios, ya no consiente obedecer a Dios. No tolera Su grandeza y Su soberanía. No observa sin envidia y sin malicia Su gloria. 

Está buscando colocar su trono por encima del trono de Dios! ¡Que oscuridad! ¡Que absurdo! ¡Qué ceguera! Y por lo tanto, se rebela contra Dios y se convierte en un renegado. Pero al mismo tiempo se destaca como el primer tentador. 

Que significa maldad, no lo sabía nadie hasta esa época. El hombre todavía no había sido creado. Y en el cielo donde los ángeles vivían prevalece la santidad y la bendición de lo bueno. 

Primero ese criminal lo inventó y el primero emprendió la tarea de propagarlo. Y así se convirtió en el padre y la fuente del mal y el totalmente negro tentador, que buscó expandir y dispersar el estado de maldad. 

Porque inmediatamente empezó a instar a los ángeles simpatizar con su plan y a volverse ellos también contra Dios, siguiendo a el. Y engaño a muchos. 

Y todos estos eventualmente, quienes imitaron a satán, a Lucifer, el primer desertor y transgresor, finalmente se parecieron a él a todo y estaban pensando y estaban sintiendo y estaban actuando invariablemente, como estaba actuando, sintiendo y pensando él también. 

Pero Dios no era posible jamas a tolerar un tal crimen y una tal revuelta. 

Primero de todo que culpa tenían los otros ángeles, los todavía buenos y luminosos, a ser continuamente interrumpidos y molestados por estos pervertidos y malvados y inquietos espíritus? 

La paz por lo tanto de los buenos espíritus, los cuales, era justo, por su obediencia y su fe que mostraron hacia Dios a vivir en felicidad, esa paz, por lo tanto, exigía el trigo de ser separado de la paja; los buenos de ser separados de los malvados, los plácidos de lo traviesos. 

Además la justicia de Dios exigió ser castigados los culpables y los malhechores. Y quiénes eran los culpables y los malhechores en el presente caso? 

Por supuesto el buen Dios no era culpable. Porque Él creó los ángeles renegados también luminosos y benévolos. Les mostró a ellos también el mismo amor, que mostró hacia los demás, que permanecieron fieles. 

Especialmente hacia Lucifer Él había mostrado bondad excesiva, porque a el particularmente había dado mayor gloria que a los otros y lo había levantado en posición y en responsabilidad más alta que muchos otros. 

¿Quiénes, pues, fueron los culpables? Estos espíritus astutos, los cuales, mientras Dios los había creado para ser buenos y virtuosos, ellos distorsionaron por si mismos sus voliciones, porque hicieron mal uso de su libertad y por sí mismos se hicieron de buenos, que eran, pervertidos y astutos. 

Por tanto, en acuerdo con toda justicia Dios los castiga. Y como primer castigo Él quita de ellos la santidad y la gracia, con la cual los había previamente dotado, 

y luego también los precipita desde las alturas del cielo condenándolos a eterna tristeza y tormento, que se ejecutará con exactitud en el momento adecuado, es decir, durante la segunda presencia del Señor, cuando el Señor vendrá en toda Su gloria, para juzgar a vivos y muertos y devolverle a cada uno conforme a sus obras. 

Entra por lo tanto en el Paraíso del placer el demonio astuto. No es suficiente para él que sedujo a la deserción tantos ángeles. Quiere seducir el hombre también. No puede tolerar la grandeza y la gloria, para las cuales Dios predestinó el hombre. 

Sin quitarle nada, nos envidia; Y sin haciéndole mal en cualquier cosa, nos odia y conspira contra nosotros. 

Porque tiene presumamente tanta malicia? Una vez que se quedó sin la gracia de Dios, se volvió todo malvado y piensa y entiende y siempre quiere, el mal. 

Y si, cuando era bueno, hizo mal uso de su libertad y se volvió astuto y renegado, cuanto más creció al máximo grado su maldad, cuando fue despojado de toda gracia de Dios y se fue precipitado del cielo? 

Y entra entonces en el huerto del Edén para hacernos daño. 

¿Pero entonces qué? ¿Dios no lo ve? Su enemigo entra ahí con malas intenciones y homicidas. ¿Por qué no se levanta para cancelarlos? ¿Y por qué permite al tentador satanás a tentar la criatura de Sus manos? 

Mi lector, ni tu, ni yo, ni nadie mas se justifica para expresar cualquier duda por la benevolencia de Dios. 

Es tan grande el amor, que demostró y continúa demostrar hacia nosotros, para que solo ciegos y tontos y locos debemos ser, para aceptar aunque sea por unos pocos momentos el pensamiento blasfemo, que Dios no hizo bien, cuando le permitió a satanás para tentarnos. 

Hombre ¿qué estás diciendo? ¿Y qué más no hizo Dios bien, para no hacer bien esto también, sobre lo cuál se nace en tu mente esta pregunta? 

¿Qual acción de Dios no está basada en Su justicia y en Su benevolencia, para que tu seas justificado a acusarlo, que aquí, en la tentación de los protoplastos se mostró injusto, indiferente y duro? 

Todo lo que Dios hizo lo hizo por benevolencia, por sabiduria, por justicia. Y esto, por tanto, que le permitió a satanás a tentar a los protoplastos, por justicia y por sabiduria y por benevolencia lo permitió. 

Y para entender esto bien, mi querido lector, no debes olvidar, que Dios si por un lado estaba viendo a satanás entrando en el Paraíso y engañando a Eva y a través de ella después Adam también, estaba viendo, sin embargo por el otro lado que un día también ese mismo satanás sería engañado por el Hijo de la Virgen, Quien vendria para curar la herida y el dolor de Adán y en general de la humanidad. 

Por supuesto que Dios pudo ver que el satanás iba, en forma de serpiente, a causar una gran catástrofe. Pero al mismo tiempo estaba viendo también que Su Hijo unigénito en forma de esclavo iba a venir para rectificar esta catástrofe y para levantar al hombre aún más alto, pero que estamos diciendo? incomparablemente e incalculablemente más alto de lo que estaba antes de que satanás lo hiciera caer. 

Y así el hombre al final no solo no saldría dañado por esta intriga de satanás, pero al contrario ganaría mucho más. 

Se fatigaría, por supuesto y trabajaría duro y se lastimaría y estaría deprimido y lloraría más ahora el hombre. Pero también se levantaría ahora por medio de Cristo mucho más, porque se convertiría en cuerpo de Cristo, hermano de Cristo, hijo de Dios, heredero junto con Cristo. 

Después de todo te pregunto, hermano mio, en que se beneficiaría Adán y sus descendientes, si satanás no los hubiera tentado? Habrían recibido sin tristeza y sin peligro la gloria del cielo, podrías decirme. 

Pero esto es una falacia. Porque no sería similarmente, un consecuente a caer también desde su altura el hombre como Lucifer cayó? 

¿Dentro de la gloria del cielo no era él? ¿Quien lo obligó o quien lo motivó a rebelarse contra Dios? Nadie, absolutamente nadie. 

Asimismo, el hombre también, si sin tentación y sin esfuerzo ganaría el cielo, sería posible de caer de ahí y entonces, ¡ay! ¡Ay! porque entonces no habría ninguna esperanza de rectificación para él. 

Cuanto desde más altura alguien cae, cuanto más su catástrofe es más grande y cuanto más su aplastamiento es más aterrador y más pernicioso. 

Mientras ahora, aunque de hecho nos engañó ese criminal y nos hemos pecado, sin embargo no nos hemos pervertido y no nos hemos corrompido como él. 

Y con la piedad que ha dispersado el sacrificio de Cristo, luchamos, luchamos contra el pecado, estamos tiranizados y nos gemimos bajo sus golpes, pero cada paso que ganamos, permanece un beneficio seguro para nosotros. 

Para todos ahora que conquistan el cielo, ya no hay miedo a perderlo. La prueba, que han aprobado por aquí abajo, ha solidificado su voluntad, los ha hecho disgustar y odiar por siempre el pecado y a pegarse para siempre en Cristo. 

Y todos ellos que no conquistarán el cielo, incluso si suponemos que los protoplastos no fueron tentados y no habían pecado, y consecuentemente si suponemos que ellos también ingresarían dentro del cielo, otra vez caerían después, como cayó Lucifer. Por lo tanto ellos también no pierden nada y no son agraviados de ninguna manera. 

De verdad, oh Señor, ¡en sabiduría y justicia y amor lo has hecho todo para nosotros! Que sea bendecido tu Nombre y que sea bendecido tu Reino». 

Satán entrando en el Paraíso no se presenta con la forma y con el aspecto lo propio suyo. Astuto y malvado, como es, entiende que no lograría nunca su propósito, si se mostrara con el terrible y horrible vista de el como un espíritu astuto, pervertido y asqueroso que es. 

¿Qué está haciendo entonces? Se presenta con otra forma, la forma de la serpiente. Cómo esta cosa sucedió, no nos lo describe con detalle la Santa Biblia. 

O entró dentro de alguna serpiente el satanás y esa serpiente se convirtió en su instrumento y la dirigió dónde y cómo él quería; o ese mismo satan se transformó, es decir, cambió de forma y aspecto y se presentó como serpiente. 

Tanto el primero como el segundo no era difícil que sucediera, siempre que Dios lo permitiría. 

Si dentro de un organismo humano satanás puede ingresar y si un racional y libre ser, como es el hombre, satanás puede después de concesión de Dios a ocuparlo y apoderarse de su volición y dirigir su lengua para que hable según su dictado, como esto está sucediendo a la gente demonizada, mucho más él podría ingresar en una serpiente, que no es una imagen de Dios, sino una criatura inferior. 

Y si, como el divino Pablo nos dice, que hasta a un angel de luz el diablo se puede transformar, ¿por qué no podría él recibir también la forma de una serpiente? 

Sin embargo, una pregunta se puede nacer. Y esta pregunta es la siguiente: ¿Por qué el diablo recibiría la forma de serpiente y no preferir la forma de cualquier otro animal o ave? 

El lector amigo bien debe conmemorar esto, que la Santa Biblia dice sobre la serpiente. ¿Qué dice? «Ahora la serpiente era la más sutil que todas las otras bestias que hay en la tierra». 

Escuchas serpiente, mi lector, y te quedas abrumado por cierto horror. Y por esto, que ahora te sientes, esta pregunta nace en tu mente, de la que estamos hablando. 

Sin embargo, tenga en cuenta, que este sentimiento de horror y de terror, que sentimos para la serpiente, ha entrado en el corazón del hombre desde el tiempo de la transgresión y después. Es decir, cuando Dios maldijo a la serpiente, como veremos a continuación. 

Antes de eso, es decir, antes de que la serpiente se convirtió en un instrumento de satanás para que los protoplastos sean engañados, a Adán y a Eva el serpiente no daría una mala impresión. No sólo era prudente, sino muy prudente. No pondría ser encontrada ninguna otra bestia tan prudente, tan lista, tan astuta, como era la serpiente. 

Eva lo veía todos los días. Lo había visto muchas veces a revolcarse en la hierba, a jugar muchas veces con ella, al arrastrarse con gran flexibilidad con admirable velocidad. Así que estaba acostumbrada a ello. 

Y debe haber dado a ella una gran impresión su precaución a los diversos peligros, donde incluso hasta hoy protege con gran destreza su cabeza y con la velocidad de un rayo como una bala rápida y silbando escapa a la muerte. 

Pero incluso su astucia, con que entrampaba y sigue entrampándo hasta hoy las aves y los pequeños animales, con el fin de agarrarlos y saciar su hambre con su carne, esto también no hubiera atraído menos la atención de Eva. 

En cuanto al veneno, que la serpiente llevaba en su boca y debajo de sus dientes, Eva no lo tenía miedo. 

Porque siempre que los protoplastos permanecieron cerca a Dios y no habían violado Su mandamiento, la serpiente nunca hubiera podido usar su veneno contra ellos, pero tampoco podría dañarlos este veneno. Estaba mordiendo y matando los pequeños pájaros y animales, pero nunca se hubiera atrevido morder al hombre, y tampoco hubiera podido hacerle daño. 

Por lo tanto, cuando satanás hablaría después como serpiente hacia Eva, no existía ninguna razón para ella de asustarse y tener miedo, sino por el contrario, porque ella consideraba la serpiente como el mas prudente entre todas las bestias, era razonable prestarle atención más de lo que prestaría atención a la voz de cualquier otra bestia u otro animal. 

Pero aparte de eso, mi lector, cuando Dios permitió satanás como serpiente a entrar en el Paraíso, también existía un otra razon muy importante, por la cual Él lo permitió. Y esa razón es que ninguna otra bestia no sería adecuada más vívidamente ilustrar después a nosotros, los hijos de Adán, el mortal y malvado enemigo nuestro, es decir, el diablo, como la serpiente. 

Si; es una imagen vívida del diablo la serpiente; y con el veneno, el cual esconde en la boca, nos recuerda las mentiras engañosas y las fraudulentas y sofistas esquemas, las cuales como otro veneno, ese criminal está usando para envenenar las almas y transmitirles la muerte eterna. 

Con la misma e incomparablemente mayor insidia el diablo se cuela y entra en los corazones de la gente descuidada, como una serpiente astuta y tortuosa y vierte alli el frío helado y la soledad de la muerte psíquica, helado y espiritualmente muerto como también es el, y como fría es también la serpiente. 

El satanás entró en la serpiente. Donde era similar y donde le convenía entrar. En la serpiente, la cual desde el principio Dios la hizo de esta manera, con el fin de ilustrar a todos nosotros los descendientes de Adán el diablo criminal. 

Satanás, por lo tanto, está acechando bajo la forma de una serpiente o escondido dentro de una serpiente y está buscando la oportunidad conveniente para intentar su tentación. Y la oportunidad finalmente se da. Se encuentra con Eve estando sola, sin estar acompañada por su marido, cerca del árbol de la prohibición. 

La oportunidad no es pequeña. Eva como mujer que era era una criatura más débil. Por supuesto, ella no tenía ninguno de los defectos, que pesan las mujeres de hoy. Siempre que ella había salido de las manos de Dios, ella era buena y muy benigna. 

Sin embargo, Adán siempre tenía mejor juicio y mas poderosa voluntad en comparación con su esposa. Como hombre, que era, como cabeza y gobernador de su esposa, había sido dotado con talentos administrativos y gubernamentales que eran más ricos que los de Eva. 

Esto no significa que Eve era una criatura infantil y necia. Como una criatura de Dios era también ella dotada de inteligencia y inocencia. Pero en cualquier caso Eva no podía llegar a Adán con respecto a la virilidad y la magnificencia. 

Y por esta razón, satanás se dirige hacia la mujer y pretende engañar primero a ella siendo más débil y después utilizarla como un instrumento para engañar a Adán también. 

¿No es verdad que también con Job después, lo hizo de la misma exactamente manera? Después de que Satanás sedujo la esposa de Job a caer en la impaciencia y en las quejas contra Dios, después la utiliza como su instrumento para tentar también a Job. 

Y así que Job está exhortado y es forzado por su esposa, a blasfemar contra Dios. Él sin embargo, sabiendo la magnitud del pecado, no obedeció, pero al contrario regañó a su esposa por la imprudencia que ella mostró. 

Oh Señor, Señor; protégenos de las tentaciones y de las trampas, las cuales el diablo a través de personas similares a nosotros y muchas veces personas en nuestra propia familia nos pone. Además, Señor, te imploramos, no permitas nunca que nos convertimos también en instrumentos de ese criminal, para tentar y dañar cualquier otra persona. 

Pero también el hecho de que está acechando para encontrar a Eva sola, completamente sola no es algo accidental e indigno de atención. Si Adam estuviera allí cerca y si él también estaba escuchando las palabras tentadoras, ciertamente Eva no se hubiera atrevido tan fácilmente a comer la fruta prohibida. 

Esa soledad fue desastrosa. Hizo a Eva aún más débil y más fácil para dejarse llevar. De verdad, «hermano apoyado por hermano como una ciudad fortificada ». Como una fortaleza, que es muy difícil de conquistar, se convierte el hombre, cuando tiene cerca de el también alguien más, algún hombre virtuoso que teme a Dios, con quien pueden ayudarse mutualmente y apoyarse mutuamente y uno a instar al otro en la lucha contra la maldad. 

Por eso, mi hermano, busca para encontrar otros Cristianos también, quienes sinceramente trabajan y con temor a Dios para la salvación de sus almas, y establezca relaciones con ellos y nunca separes de cerca de ellos. 

Esa relación vuestra, que se establecerá en el nombre y para la gloria del Señor, os hará más poderosos contra satanás, quien, no te olvides tiene como táctica encontrar a solas los corderos de Cristo, para devorarlos uno por uno más fácilmente. 

Pero incluso allí donde la serpiente se encuentra con Eva es un lugar muy adecuado para conseguir su propósito. Como sale de la narración completa, que nos está dando con respecto a esa tentación la Santa Biblia, las palabras que la serpiente dijo a Eve, los dijo junto al árbol prohibido. Así que, allí cerca la serpiente encontró a Eva. 

¡Ah! Eva, ¿que necesidad tienes para acercarte al fuego? ¿Por qué no te vas lejos del peligro? ¿Por qué te pasas cerca del árbol prohibido? ¿Por qué no te da miedo y terror incluso al verlo? ¡Ah! Eva. Esa intrepidez tuya que gran daño ha hecho tanto a ti como a nosotros! 

Al menos, mi hermano, recibiremos de la terrible desgracia de Eva la lección que salva vidas, de cómo escapar de las ocasiones y las causas del pecado. 

Eva pasó por cerca del árbol prohibido e inmediatamente satanás la tentó. 

Te Pasas tu o paso yo o cualquier otro por la causa, que puede hacernos pecar, o dejas tus ojos libres para ver el pecado, o no cierras tus oídos cuando se oyen palabras astutas y blasfemas, y ciertamente entonces te caes en la tentación. Que saldrá de esta tentación no lo se. Pero se, que debajo de ella Hades está escondido y el eterno fuego del infierno. 

La serpiente comienza a hablar a Eva. Lo consideras imposible, mi querido lector, que una serpiente hable? 

No es nada difícil. Y para entenderlo, te pregunto; ¿que dirias, si te asegurara algúna persona de confianza, que en un desierto, o desde el fondo de una cueva o desde una pared una voz se escuchó, sin estar ahí ninguna persona, quién hablaría? 

Ciertamente excepcional caracterizarías el hecho, verdaderamente maravilloso, pero no imposible. Alguna causa sobrenatural, tu dirias, algún espíritu incorpóreo, algún ángel o incluso algún espíritu astuto ha creado esta voz. 

¡Eh! entonces bien, ese espíritu es capaz de producir una voz y un discurso desde la profundidad de una pared o una cueva y no puede este discurso a producirlo en el fondo de una serpiente? 

¿No puede hablar este espíritu y hacer que parezca, que esa voz suya sale desde la boca del serpiente? 

Un loro puede imitar el discurso del hombre y hablarte como un hombre. ¿Y el diablo no podría hablar usando como instrumento la lengua y la boca de una serpiente? 

Pero veamos como habla y que dice la serpiente. Habla con gran hipocresía, falsedad y astucia. Al principio pregunta a Eva tímidamente-tímidamente y le dice: ¿Es verdad que Dios dijo que no comáis de cada árbol, que existen en el Paraíso? 

Esta pregunta parece inocente e ingenua, pero en su fondo encierra gran astucia. ¿Qué quería y que buscaba la serpiente astuta lograr con esta pregunta? Quería llevarse a Eva en discusión y despacio-despacio empujarla hacia el mal, sin siquiera ella entendiéndolo. 

Y ciertamente si de repente la diría lo, que la dijo al final, es decir, si la había dicho inmediatamente y directamente: «lo que Dios os dijo no es correcto. Comed de la fruta prohibida e inmediatamente se convertirán en dioses», Eve se iría de inmediato, sin entrar en ninguna discusión con la serpiente. 

Y presta ahora atención a la astucia de satanás. Distorsiona el mandamiento de Dios. No dice: «¿Es verdad entonces? ¿Mientras Dios os permitió de todos los otros árboles comer, os prohibió comer solamente de esto?». 

Si le hablaría a Eva de esta manera, le recordaría a ella la autoridad que Dios dio a los protoplastos para comer de todos los árboles. Y entonces la prohibición no parecería grave y grande. 

Pero, ¿qué dice? «¿No tenéis, entonces, derecho para comer de cada árbol del Paraíso?» Como si le dijera: Por lo tanto, no sois señores y gobernantes aquí dentro, ya que no tenéis la autoridad para comer de todo. 

En otras palabras está tratando de exagerar la prohibición y representarla como opresiva y dañina y apartar a un lado como insignificante y indigno de mencionar el derecho, que tuvieron para comer de todos los otros árboles. 

¡Ah! criminal, lo mismo estas haciendo hasta hoy. Cuantas veces vienes a escondidas y con los pensamientos, que nos echas, nos representas como imposible nuestra salvación, como inalcanzable el logro de la virtud, como una carga el yugo del Señor. 

Y intentas con todo eso a paralizarnos las fuerzas, a forzarnos a soltar las armas de la batalla espiritual y a entregar nuestra voluntad al pecado, a entregarla a ti. 

«¿Es cierto que Dios dijo, a no comer de todas las frutas del paraíso?», dice el astuto a Eva. Presta atención aún más a esta pregunta, mi lector. ¿Puedes ver con cuanto arte la serpiente la dirige con el fin de lanzar alguna duda a Eva, en cuanto al mandamiento de Dios? 

«¿Qué?». ¿Es cierto entonces? ¿Podría ser que lo entendisteis mal? ¿Podría ser que lo comprendisteis mal? ¿Cómo es posible que Dios os ha dado un tal mandamiento? Ay de mí si Dios os dijo esto. No es posible que os ha dicho esto. ¿Cómo es posible que os ha dicho esto? 

Está buscando a inquietar a Eva. En un momento que ella cree, que el mandamiento de Dios es absolutamente justo y debe ser absolutamente respetado, viene el e intenta a inculcar en ella otra convicción. ¿Cual convicción? «Veamos, ¿de verdad es, me pregunto, como Dios dice que es?». Este espíritu tiene el tono de la pregunta de la serpiente. 

Y Eva le responde. En lugar de irse de inmediato, ella se queda ahí y discute. Por esa pregunta, por la duda que esta pregunda encierraba, podría haber entendido, que no era buena la intención del serpiente, que la estaba preguntando. Su curiosidad y su sorpresa sin embargo, porque estaba viendo una serpiente hablando con ella, la hacen quedarse. 

Eva se anima. Y exactamente por esta razón se queda capturada en la trampa. Ella lo considera inofensivo a discutir con una serpiente, lo cual obviamente con la pregunta, que la hizo a ella, estaba demostrando desconfianza hacia el Creador e interes para Eva. 

Y exactamente porque ella lo considera inofensivo, cae no solo en el peligro, pero incluso también en la muerte. Ella comienza a discutir. Aunque era fácil para ella a irse and by leaving salvarse. 

¡Cuantas veces a nosotros también nos ocurre lo mismo, mi lector, de la misma exactamente manera! Confiamos demasiado en nosotros mismos. No tenemos terror y miedo. Jugamos con la serpiente del pecado y contemplamos el fuego del mal deseo. 

En vez de expulsar inmediatamente y sin perder tiempo el pensamiento del pecado, sin miedo nos sentamos y discutimos con el. Y al final, sin darnos cuenta, nos encontramos mordidos por la serpiente maldita y mil veces quemados por ese terrible fuego. Oh Señor, Señor; mantennos a salvo y protégenos. 

¿Qué contesta y que responde Eva a esta pregunta de la serpiente? 

Después de que dijo la serpiente a Eva, sobre «lo que Dios había mandado...», Eva respondió. «De las frutas de los árboles en el paraíso podemos comer. Pero de la fruta del arból, que esta en el centro del paraíso, Dios dijo, no comais de ello, y ni siquiera tocarlo, para no morir». 

No, no es verdad, como lo dices, responde Eva. Dios nos dio el derecho de los frutos de todos los árboles, que existen en el Paraíso, a comer. Y solo del árbol del conocimiento, que esta en el medio del Paraíso, sólo de este árbol Dios nos ha prohibido a comer, y ni siquiera a tocarlo, para no morirnos. 

Así que Eva entendió bien, lo que la serpiente la estaba diciendo. Y ella responde bien. Sin embargo sus ultimas palabras la muestran algo no tan estable con respecto a la realización de la amenaza de Dios. 

Porque mientras al principio ella proclama vívidamente, que esta prohibido no solo comer de ello, sino también hasta tocarlo el árbol del conocimiento, cuando llega a la amenaza, que Dios les hizo, ella se expresa con cierta relajación y tibieza. Ella no dice, exactamente lo que Dios les dijo, sino simplemente, «para que no moriréis». 

Mientras Dios les había dicho de forma explícita y definitivamente, «porque en el día que comáis de él ciertamente moriráis», Eva como si se quedara en ella algún espacio vacío y alguna duda en el fondo de su alma, no repite estas mismas palabras de Dios, pero como si con algo de indiferencia ella agrega la frase «para que no moriréis». 

Y la serpiente astuta percibe inmediatamente esta debilidad de Eva con respecto a la realización del mandamiento de Dios. Y el astuto dirige todo su ataque hacia este punto débil. 

«Ciertamente no moriréis», responde inmediatamente a Eva. No le dice simplemente «No moriréis». Enfatiza vívidamente a ella que «Ciertamente no moriréis». 

¡Oh! mi hermano. Una pequeña tendencia para ceder si encuentra en nuestra alma el criminal, cae sobre nosotros como un lobo hambriento. 

Es furtivo. Es astuto. Él distingue inmediatamente la inclinación a la debilidad del alma y ahí dirige todo su ataque. A partir de ahí comienza su batalla. Y cuanto más nosotros le estamos escuchando, cuanto más él se vuelve más audaz y más descarado. 

Él procede tímidamente-tímidamente al principio y luego nos ataca totalmente imparable y violento y áspero. Por esta razón no lo abras desde el principio la puerta, mi querido Cristiano. Desde el principio tan pronto como el te susurre algún pensamiento pecaminoso en tu mente ahuyentarlo con determinación, sin perder tiempo y sin ninguna discusión. 

«Ciertamente no moriréis». ¡Qué mentiroso! Como si no hubiera muerto él mismo la eterna muerte en el infierno por su desobediencia y por su apostasía lejos de Dios. 

Como si no hubiera perdido la bienaventuranza y la gloria, la cual Dios le había dado. Como si no supiera, que cosa mala y que desastrosa es cuando alguien desobedezca a Dios. 

Y sin embargo, ¿no puedes ver cuanto desvergonzado y cuanto insolente es él? Se atreve a asegurar a Eva, que ella no morirá, si come de la fruta prohibida. 

¡Ah! lo mismo esta haciendo a nosotros también, mi querido lector. Él esconde las terribles consecuencias que puede tener una mala acción nuestra. Él nos trampea, nos engaña, nos oscurece. 

Y cuando al final nuestra acción ha sido cometida, entonces podemos ver el caos y la catástrofe, en la que hemos sido atraídos. ¡Y cuantos despues como Judas están dirigidos al suicidio, como él, oscurecidos por la desesperanza y mareados por la desesperación! 

«Ciertamente no moriréis». ¿Y lo qué dijo Dios? ¡Oh! esto es una mentira, le dice a Eva el principal mentiroso el diablo. Él difama por lo tanto y calumnia a Dios. Dios, Quien es la verdad, se presenta por la serpiente astuta como un mentiroso. 

¡Dónde termina la desvergüenza y la insolencia del diablo! Pero, ¿por qué nos sorprendemos y por qué nos preguntamos, mi lector? Quizás también hasta hoy ¿no viene él en lo más profundo de nuestras almas y no nos somete horribles pensamientos de blasfemia, a traves de los cuales se injuria la grandeza del Altísimo? 

Y muchas veces creemos, que estos pensamientos los estamos produciendo nosotros mismos y nos enojamos por esto, y nos estresamos, y nos desesperamos, porque nos atrevemos tales cosas a pensar y a contemplar. 

Mi hermano, en un tal ocasión no te agites. Estos pensamientos no son tuyos. Alguien más los está susurrando y alguien más es culpable y responsable de ellos. Y ese otro es satanás. 

Tu tienes solo una en el presente asunto responsabilidad; a despreciar y a ser indiferente hacia estos pensamientos. ¿Qué hará finalmente ese criminal? Cuando está convencido, que no logrará nada con estos pensamientos tampoco, se aburrirá y te dejará en paz. 

Después de la primera retirada de Eva la serpiente se volvió más presuntuoso y más impudente. Y no solo miente descaradamente, pero también habla en ese lugar de deleite una calumnia blasfema e impía. 

Por primera vez entonces estaba esparcido el la incorrupta y pura atmósfera de la tierra el veneno del pecado de la calumnia, que iba tantos corazones a contaminar. Y es el diablo quien lo esparce. 

¡Oh! desde entonces hasta hoy ¡cuantas bocas de descendientes de Adán se están convirtiendo a tumbas letales de la reputación y del honor del vecino! 

¡Cuantas lenguas se convierten en cuchillos de dos filos para asesinar moralmente el vecino a través de la calumnia y para atribuir acusaciones y responsabilidades, por las cuales él es totalmente ajeno y inculpable! 

¡Cuántas palomas inocentes, cuánta gente inocente han sido representados como cuervos y cuantos corderos, cuantos seres benevolentes han sido masacrados como si fueran lobos! 

¡Ah! tu, quien no titubeas a tejer las trampas de la calumnia; tu, quien tienes la falta de conciencia para inventar y producir mentiras contra tu vecino, ¿no puedes ver, de quien sigues el ejemplo y de quien te conviertes en imitador? 

En tu boca está sentado él, quien pronunció e inventó el primer de la calumnia pecado, y él dirige tu lengua y él mueve tus labios a la ilegalidad. 

¿No tienes miedo? ¿No estás avergonzado? ¿No te acobardes? ¡Ah! este es el diablo, del cual el trabajo sistemático es de asesinar las almas de los humanos. 

¡Pobre de mí! Convierte él tu lengua en un arma letal, con la cual no sólo dañes la reputación de tu vecino, sino que también asesinas tu propia alma. 

Porque la pesada, para este terrible pecado, desgracia ¿quién la sostendrá? Y la gran responsabilidad para este crimen de quién va a ser solicitada? Por tu alma miserable, mi Cristiano. 

Y difama y calumnia el diablo a quien? ¡A Dios! Agrega, por lo tanto, al crimen de la calumnia también el crimen de la blasfemia. Porque esta calumnia, que él actúa contra Dios, también es un insulto contra la benevolencia y la santidad de Dios, es decir, una blasfemia. 

Así que de tu boca entonces, oh criminal, la escuchó desde el principio tanto la blasfemia, el hombre, y de ti se le ha enseñado cómo mostrarse irrespetuoso hacia lo santo y glorioso nombre de Dios difamándolo y menospreciandolo. 

Nos has acostumbrado a injuriar nuestro benefactor y a despreciar nuestro Señor y nuestro Gobernante. De ti lo hemos escuchado y de ti lo hemos aprendido. 

Y sin ganar o disfrutar de algo por este pecado, nos convertimos en, incluso de los animales irracionales más irracional y más insensibles, por razones insignificantes y por vulgares intereses, y muchas veces también sin razón y sin causa alguna volviéndose contra Él, Quien todo y siempre lo hace para nuestro beneficio. 

¡Ah! Eva. ¿Por qué abriste tus oídos en ese momento para recibir de esa horrible calumnia y de esa terrible blasfemia el sonido? 

Desde tus oídos entró en lo más profundo de tu alma y de tu corazón, y porque tu voluntad no lo rechazó sino pareció vacilante como si lo hubiera aceptado, ese sonido se ha pegado profundamente como la marca de un hierro caliente de marcar, que quema el objeto, lo cual se esta marcando, y graba para siempre su marca en él. 

Y ahora tus hijos, oh Eva, mira, con qué facilidad se dejan llevar al pecado irracional de la blasfemia y más irrespetuoso y que agradable y aliviador les parece durante su furor pecaminoso de la blasfemia el horrible sonido. 

Oh Señor, Señor; limpia nuestros corazones de nuestro pecado ancestral y su suciedad apestosa y haz que suceda que nuestras lenguas siempre bendicen y glorifican tu Nombre inestimable. 

Y que calumnia está llevando a cabo contra Dios? Presta atención, mi lector, y te darás cuenta sin ninguna dificultad la magnitud excesiva de la injusticia, la cual a través de su falsedad se atreve contra la divina Magnificencia. 

No, dice, no moriréis si coméis de este árbol prohibido. Y si Dios os ha dicho a no comer y os ha asegurado que moriréis, cuando coméis de las frutas de este árbol, esto no debería pareceros una contradicción y provocaros confusión. 

Dios sabía bien, que el dia, en el que comeréis de esta fruta, vuestros ojos se abrirán y también os convertiréis en similares a Él, «como Dios» vosotros tambien «knowing el bien y el mal». 

No, Dios no lo hizo por bondad a prohibiros comer de esta fruta. El no lo hizo para garantizar a vosotros una vida feliz y dichosa, como os hizo creer con las palabras que os dijo. Lo hizo, porque quería que permanezcan cerrados vuestros ojos. Porque cuando abran vuestros ojos, entonces también llegaréis a ser como él. 

Esto, mi lector, es el significado de las palabras, las cuales la serpiente dijo a Eva. Son palabras terribles y son horribles estas palabras, mi hermano. 

¿Por qué? Porque con ellas la serpiente busca a representar el Dios benevolente como siniestro y egoísta y malicioso ser. Busca atribuir al Dios infinito astucia y maldad, las cuales solo a torcidas y corruptas criaturas se pueden encontrar. 

Según estas palabras difamatorias, el diablo difama y calumnia a Dios y pretende que Dios no creó por benevolencia el hombre. Y que a Dios tampoco le importa por la prosperidad y la felicidad del hombre. 

Por el contrario, dice el diablo, que Dios quiere que el hombre sea con los ojos cerrados, sumergido en la oscuridad de la ignorancia, por miedo no sea que se convierta en Dios él también y levanta la cabeza contra su Moldeador y Creador. 

Injuria, por lo tanto, la serpiente hacia Dios y blasfema ante todo contra Su benevolencia, y luego también contra Su poder infinito. 

El lo representa como envidioso, como egoísta, como un dictador tiránico, pero a la vez también como un señor débil, quien considera como una disminución de su prestigio y de su poder el progreso y la exaltación de sus súbditos. 

Dios, dice el diablo, no quiere que nos convirtamos en dioses. ¿Por qué? Por un lado porque envidia nuestra felicidad, y por otro lado porque quiere mantenernos siempre en un lugar inferior. 

Como si íbamos a deducir algo de Su Omnipotencia y Su poder infinito. ¡Como si fuéramos capaces, nosotros, sus criaturas, realmente levantar la cabeza y a dañar Su Grandeza infinita! Estas cosas calumniadoras habla la serpiente hacia Eva. 

Eva escucha a la serpiente pronunciando tales palabras y no rebota por el horror. La serpiente insulta a su Dios, Quién la creó y tanto la había beneficiado, y ella, no solo permanece apática, sino que también presta atención ante estas palabras calumniadoras. 

Por primera vez la serpiente le habla. Ella no conoce ninguna bondad y ninguna benevolencia de la serpiente. Es desconocida para ella y totalmente extranjera la serpiente. Y sin embargo ella cree a las palabras de la serpiente y desconfía de Dios, Quien no es extranjero ni desconocido para ella, pero le había mostrado repetidamente Su benevolencia y Su amor. 

Si viniera un hombre desconocido, quien por primera vez te habla, y insultaba tu padre amado y te presentaba, que este padre tuyo, de quien el cariño y el amor has experimentado muchas veces y has sentido, que este padre desea y busca tu destrucción y tu infelicidad, ¿qué harías? 

Lo minimo que harías sería, que con profundo y grande desprecio, y si no también con desenfrenado enfado e indignación, oirías las palabras de este hombre. 

Así debería Eva recibir también las fraudulentas y engañosas palabras de la serpiente. Pero ella las escucha, las presta atención, las admite. 

Y así el pecado ya había comenzado su función en el corazón de Eva. La serpiente siembra la semilla del mal y el corazon de Eva no la rechaza. Y así la horrible y desastrosa siembra tuvo lugar. ¿Sería una paradoja ahora, si la fruición comienza? 

«Entonces la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era atractivo a la vista y que era árbol codiciable para alcanzar sabiduría». 

Tantas veces has pasado, Eva, cerca de ese árbol de la desobediencia. Quizás no veas por primera vez sus frutos. Pero sin embargo por primera vez tanto estas frutas atraen tu atención. Por primera vez una semejante curiosidad por estas frutas como fuego insoportable enciende en tu corazón. 

Por primera vez estas tan capturada y está tan fascinado tu deseo por estos frutos, para que te parezcan muy bonitos y te imaginas, que son mas dulces y más sabrosos que cualquier otra fruta. 

Por primera vez, sí. Porque todas las veces que anteriormente habías pasado por este árbol, tu corazón aún no se había infectado. Era puro. Mientras que ahora, cediste a las palabras de la serpiente, las prestaste atención y entra por lo tanto por esta razón, dentro de ti la semilla del pecado, la semilla de la transgresión. 

¡Ah! nosotros los afligidos descendientes de Eva. ¡Cuánto escrutinio debemos tener para nuestras reflexiones y para nuestros pensamientos! 

Desde el principio, de inmediato cuando el mal comienza y entra en tu alma, de inmediato cuando la primera reflecion del pecado entra en tu mente, ten cuidado, mi hermano, a expulsarlo sin perder tiempo. 

Si cedes, caerás al igual que Eva. Verás el árbol de la transgresión y te atraerá. Se te presentará el fruto de la desobediencia y no podrás quitarlo de ti. El pecado te arrastrará, como ha arrastrado a Eva. 

Eva mira el árbol. Observa sus frutos. Les examina. ¿Y qué ve? Ahora no ve nada diferente en este árbol de desobediencia que en los otros árboles. 

Como los otros árboles en el Paraíso eran «atractivos a la vista y buenos para comer», igualmente este árbol también, desde el cual la serpiente la motiva a comer, no demuestra nada dañino, nada letal. También es «bueno para comer». 

Y continúa ella observándolo. Y cuanto más lo examina cuanto más está fascinada por ello. Cuanto más sus ojos se fijan sobre la fruta prohibida, cuanto más su corazón es capturada y su voluntad. 

Al principio esta fruta le parece «buena para comer». Es decir, una fruta, similar a las otras que estaban comiendo de los árboles que no eran prohibidos. Después de poco esta fruta le parece «atractivo a la vista». Le aporta placer a verlo y a observarlo. Y de inmediato también le parece «codiciable para alcanzar sabiduría». 

Cuanto más pasa el tiempo con ella mirándolo, cuanto más excepcional le parece esa fruta; cuanto más la desea y imagina que su sabor será aún más excepcional que el sabor que ella experimentaba al comer otras frutas. 

Y se convierten por lo tanto sus ojos en pequeñas ventanas, a través de las cuales el veneno del pecado entra y se vierte en abundancia en el corazón de Eva. Y cuanto más permanecen abiertos estas ventanas, cuanto más abundante el veneno se vierte en el corazón de Eva. 

A lo mejor ¿por qué no cierras tus ojos, Eva, para que no vean la vanidad y para que no contemplan el pecado? A lo mejor ¿por qué no los sacas de sus cuencas y más bien permanecer ciega, que teniéndolos para que sean usados como sirvientes de la transgresión y como desagües y tuberías, a través de los cuales la muerte descenderá en tu alma? 

Todavía hay tiempo. Si cierras tus ojos, si te alejas tus pasos, si pides la ayuda de tu Creador a través de la oración, si recurres al compañero de tu vida Adán y le dices que te esta pasando, y le pides su guía, todavía hay tiempo para ser salvada y a salir adelante. 

¡Ah! Pobre de mí. Eva observa, continúa contemplando. Así también nosotros, hermano mío, muchas veces nos caemos. Observamos o dejamos que ingrese en nuestra mente un pensamiento maligno. ¿Que mal, decimos, nos puede suceder, si solo miramos, si meditamos algo maligno? 

Equivocados nosotros miserables pensamos, que un curioso vistazo o un simple pensamiento puede quedarse sin ninguna secuela, sin malas consecuencias. 

Pero aún así. Desde el ojo y su observación y desde el reflejo del mal pensamiento se enciende dentro de nuestro corazón del mal deseo el fuego a menudo inextinguible. Contemplas o reflexionas, y después de un poco deseas. 

Y cuanto más dejas tus ojos libres a mirar y a examinar, o tu mente a pensar en el mal, cuanto más tu corazón se enciende y tu voluntad se ata. Y estás arrastrando después como un animal irracional al pecado, como Eva también fue arrastrada. 

¿No ves cómo la Biblia describe la primera transgresión? Eva miró. Ella examinó con sus ojos primero la fruta. Y su corazon dentro de poco se ato y fue capturada. 

Y ya que con la de sus ojos mirada insaciable su corazón fue atada, sin mas hesitación y sin la menor dificultad, extendió sus manos y «recibiendo de esa fruta comió ». 

Eva extiende su mano y corta la fruta prohibida. No; no fue la serpiente que la cortó para ofrecerla a ella. La cortó ella misma, con su propia mano. 

No se la acercó en su boca el diablo con el fin de obligarla queriendo ella o no a comerla. La trajo ella sola, con su propia mano, sin que nadie la obligase. 

No; no tiene ninguna autoridad el diablo para forzar la criatura de libre voluntad de Dios. El solo dio un engañoso y desastroso consejo. Solo hizo un impulso maligno. Nada más que eso. En el poder de Eva era para que ella escuchase pero también que ella no escuchase a este consejo. 

De su propia voluntad dependía cortar pero también a no cortar esa fruta prohibida. Si, por lo tanto, ella la cortara, como finalmente la cortó, no tendría justificación para acusar a alguien más sino sólo a ella misma. Tampoco Dios tendría la culpa, por establecer la prohibición para poner su libre albedrío a prueba con el propósito de que sea formada, moralmente y espiritualmente, la Eva. 

Pero tampoco la serpiente, el diablo, sería culpable, lo qual, es verdad la urgió y la aconsejó para actuar el mal, pero no la obligó a eso ni por violencia la arrastro su mano para cortar el fruto de la desobediencia. Su cabeza tendría la culpa, que prestó más atención a las palabras de la serpiente astuta que a las palabras del Dios benevolente. 

Mi hermano Cristiano, exactamente lo mismo se está repitiendo también a nosotros. En el camino de nuestra vida nos encontramos con muchos árboles, de cuyos frutos no debemos comer. 

Es decir se nos presentan mil circunstancias, cuando el deseo nos arrastra y nos atrae al placer del pecado y a experimentar la tentadora pero tambien fatal fruta de ello. 

Y nos extendemos, como también Eva hizo una vez, nuestra mano, nosotros también, y tomamos la fruta del pecado y la traemos a nuestros labios para saborear su miel venenosa. 

Hacemos esto por nosotros mismos. Sin que nadie nos ate. Sin que nadie nos obligue. Por nosotros mismos y porque lo queremos. Por nosotros mismos y porque lo decidimos, llevamos a cabo el pecado. 

Ah no; el diablo no tiene ninguna autoridad sobre nosotros, mi Cristiano. Esto debes entenderlo bien. Puede ser que nos empuja a la transgresión, pero no nos arrastra a ella. 

Él nos tienta, sí; pero la tentación, en la cual nos somete, no es superior que nuestras fortalezas. Podemos repelerla y depende de nosotros para evitarla. Si nos derrotamos, queremos ser derrotados y por eso nos derrotamos. Si caemos, queremos caer y por eso nos caemos. 

Mira a Eva. Ella come, porque ella decidió comer. Ella come porque ella quiere comer. Y ella se extiende por su cuenta, sin que nadie se lo arrastre, su mano pecadora. Y ella lo trae por su cuenta en su boca contaminada el fruto de la transgresión. 

Cuando Eve se paró para escuchar a la serpiente, el Astuto, ciertamente nunca pudo imaginar, que transgrediría el mandamiento de Dios. Y cuando después estaba ella parada y examinaba la fruta, tal vez no pasaría por su mente, que terminaría comiendola. 

Incluso cuando, ella extendió su mano para cortarla, ni siquiera entonces no había todavía tomado su decisión completa para saborear esa fruta del pecado. Poco a poco, con pequeños pasos llegó al final del acantilado y se deslizó en él. 

Al principio ella se paró a escuchar a la serpiente. Ella solo pareció concesiva. Pero cuando ella lo escucho a calumniar y a blasfemar la benevolencia de su Creador, ella pareció muy floja. Y se sentó ella después para examinar el árbol y sus frutos. 

Observa, mi lector, como ligeramente, ligeramente Eva comenzó a deslizarse y como, sin siquiera entenderlo, porque fue descuidada, fue de repente encontrada en medio de las llamas. Lo mismo nosotros también, hermano mío, descuidados y sin tener miedo somos arrastrados a acciones deplorables y ignominiosos. 

A primera vista, tan pronto como veamos estos actos, nos parece, que es imposible que nosotros caigamos en ellos. Pero el pecado no se puede confiar, y tampoco puede alguien a contenerse, cuando llega al punto de tomar su cuesta abajo. 

Y ciertamente no alcanzaremos repentinamente y con un brusco salto en la realización de ese infame y deshonesto acto, el cual por el momento detestamos y aborrecemos. 

Pero si nos descuidamos, en silencio se llevará a cabo dentro de nuestra alma un invisible, pero grande fruición del mal, que como finalidad tendrá a hacer madura el alma, para que dirá finalmente el si también por ese acto deshonesto. 

Una fermentación se llevará a cabo. El mal entrará en tu alma al principio como un pensamiento delgado. ¿Te rindiste? ¿Has aparecido desatendido? Inmediatamente comienza la perniciosa y desastrosa fermentación. Y tu alma despacio-despacio se vacuna por el mal. 

Y ese pensamiento como otro tipo de germen comienza a verter veneno y a dar a luz a multitud de otros gérmenes, multitud de otros pensamientos, y conmociones interiores, hasta que finalmente llegará el momento, cuando esta acción la terrible cambiará de apariencia para ti. 

Te parecía horrible. Pero ahora te parece, que no es tan horrible. Después de poco se te presentará suficientemente soportable. Y luego te parecerá simpático y agradable. Es decir, te pasará, exactamente lo que pasó también a Eva. 

Y esto te pasará a ti, mi hermano, siempre que, por supuesto, tu permites que esto te está pasando. Es decir, siempre que permaneces desatento y te rindes al mal y no lo repelas. Por esto, sácalo, mi Cristiano, de tu alma con todas tus fuerzas. 

Ese pensamiento el delgado y imperceptible que inicialmente intenta penetrar en las profundidades de tu corazón para contaminarlo, ten cuidado, a sacarlo inmediatamente, sin demora y sin ambivalencia. Inmediatamente. 

Es veneno, y sus vapores paralizarán tu voluntad. Esconde la muerte por dentro y si entra en las profundidades de tu corazón, es imposible a no esparcirse allí la descomposición y la necrosis. 

Ya que Eva violó el mandamiento de Dios y comió de la fruta prohibida, se convirtió luego en instrumento para que Adán pecase también. Su boca ahora se convierte en boca de serpiente para su esposo. Y repite su boca a Adán las palabras, las cuales un rato antes ella había escuchado de la boca de la serpiente. 

Todo lo que la serpiente le había dicho, lo dice ahora ella misma también a su esposo Adán. Y con toda la paciencia que hace un rato la serpiente estaba tratando de persuadirla que en esa fruta no era la muerte que se escondía sino la vida misma, con la misma insistencia ella también ahora esta buscando la misma confirmación y la misma convicción a transmitirla a su marido. 

Por cuántos hombres también hoy sus mujeres se convierten en verdaderas Evas, de cuyas bocas salen los consejos de la serpiente astuta! Por cuántos hombres la boca de la esposa es la boca de una serpiente y de una víbora criminal! 

Esa lengua, que parece gotear miel, cuantas veces dulce-dulcemente vierte en la oreja del marido el veneno de la calumnia contra la suegra, contra el cuñado, contra la cuñada, contra los parientes en general del marido! 

¡Y cuantas veces esta boca aconseja la vanidad y el gasto pródigo y el tonto presumir, que conducen a los hogares a la pobreza y a la corrupción! 

Eva también persuade a Adán. ¿Fue por amor o por otro motivo? Esta es la cuestión. Que sus palabras tendrían el color del amor, no tengo ninguna duda al respecto. 

Que Eva debe haber hablado hacia Adam con preocupación y con cariño, me lo muestra la facilidad, con la que Adán acepta la fruta de las manos de su esposa y se lo está comiendo. 

Pero Eva está sobre todo experimentando ahora un sentimiento de cobardía y miedo y por el impulso de ese sentimiento ella corre hacia Adam y intenta llevarlo a pecar también. 

Este es el sentimiento de todos los culpables. Es la cobardía que se esta produciendo en el alma del transgresor por el pecado que ha cometido. Es el miedo al castigo por la transgresión. 

Si, es cierto, que Eva aún no se había dado cuenta las amargas consecuencias de su transgresión. Sin embargo, podría ver, que el acto, que ella había cometido, fue una violación del mandamiento del gran Dios. Ella quería por lo tanto en la condición, que era ahora, a no quedarse sola. 

Ella quería tener como compañero su marido, y junto a el disfrutar la dulzura de la fruta y el conocimiento, si de hecho el fruto era para salvación, pero también la calamidad, que podría llegar a ellos de ese acto suyo de desobediencia. 

Por lo tanto, Eva estaba consciente, de lo que es consciente también hoy cada pecador y transgresor. También quiere tener si es posible cuantos más acompañantes en sus acciones, y se siente mejor, cuando ve a muchos otros también a realizar y a actuar igual, que él. 

Y como Eva en aquel entonces se convirtió en profesora del mal al inocente Adán, del mismo modo los transgresores hoy sienten un gran placer cuando seducen al inocente y cuando entreguen a la corrupción las almas puras e incontaminadas. 

Eva, por lo tanto, comió primera y Adán después. Ellos comieron la fruta la prohibida. Y por una sola fruta, podríais preguntar, fueron juzgados como merecedores de la eterna ira de Dios? 

¿Por una sola fruta, que comieron, fue juzgado como merecido para toda una generación humana a ser exiliada a ese valle de los suspiros, para mojar de lágrimas su pan y para regar con sudores de trabajo duro su camino en la vida? 

Sí, de hecho, mi lector. En otra ocasión aprovechamos la oportunidad a dar una respuesta a estas preguntas. Y entonces dijimos, que cuanto más facil es la cosa que Dios pide de los protoplastos, mas pesada sería su culpabilidad, si ellos no cumplirían esta demanda de Dios. 

Cuanto más sencilla y más fácil sería el mandamiento de Dios, cuanto más injustificado sería su infractor y cuanto más severa el castigo debería ser, que había que imponer a él. 

Pero presta atención, mi lector, para ver, que tampoco fue tan simple, como te parece, esta transgresión de los protoplastos. 

Independientemente del hecho que el mandamiento de Dios era fácil de obedecer, y por lo tanto era por todos los medios imperativo para Adam acatar con ello, piensa por un momento algo más profundo y podrás fácilmente discernir, que espantoso insulto y que terrible ataque contra dios esconde este acto de los protoplastos. 

Ellos tomaron y comieron de la fruta. Es decir, dieron más confianza a las palabras de la serpiente que a las palabras de Dios. 

En otras palabras es como si estuvieran diciendo a Dios: Las palabras que nos dijiste, con respecto a esta fruta, que nos traerá la muerte, no son ciertas. Y Tu por lo tanto no eres un Dios veraz, y tampoco Tus promesas y Tus amenazas tienen alguna importancia y algun peso. ¿Y existe por tanto otra blasfemia peor que esta? 

Tomaron y comieron de la fruta. Comieron, porque querian mejorar su posición y su condición. No fue suficiente para ellos toda esa felicidad, que Dios les dio y la cual Dios les prometió. 

No estaban satisfechos con la suerte, en la cual los había colocado la caridad de Dios. Querían escalar a un lugar mejor. 

Por tanto, su corazón estaba desprovisto de la profunda y cálida gratitud, que debía al Creador Benevolente y les parecía agradable y atractiva a ellos la queja, que el Creador benevolente no había cuidado lo suficiente por las buenas condiciones de vida de estas dos criaturas Suyas, aunque los había moldeado según Su imagen. 

Ellos comieron de la fruta. Comieron, porque querian ser dioses ellos también. Es decir, también envidiaron la altura y la grandeza de Dios. 

Y ellos dijeron: ¿Por qué permanecer en este lugar humilde del esclavo? ¿Por qué no recibir con nuestra propia mano, por qué no sentarse nosotros también en ese trono alto, en que Dios esta sentado? 

Ellos comieron de la fruta. Querían probarlo. Una curiosidad carnal y un deseo del apetito los engaño. 

Ellos no eran capaces para someter ese deseo bajo la voluntad de Dios. Sacrificaron su deber para satisfacer temporalmente la demanda de su apetito, que hizo aún más persistente su curiosidad absurda. 

He aquí, por lo tanto, mi lector, que estaba escondiendo ese acto de los protoplastos. Era solo uno. Parece sencillo. Y sin embargo, si prestas atención, te convencerás de inmediato, que es complicado, que sus raíces son muchas y sus caras son varias. 

Finalmente no olvides, que esto se trata de desobediencia en un mandamiento, que Dios ha dado y por lo tanto, independientemente de lo pequeño que sea el mandamiento desobedecido, el peso y la culpa de su transgresión es tan grande, como grande es Dios, Quien puso el mandamiento. 

¿Infringió Adán el mandamiento de Dios? Por tanto, despreció a Dios. Y consecuentemente cuanto más alto desde Adán Dios es, cuanto más pesado fue el desprecio también, lo cual ellos se atrevieron contra Él. 

Y como es infinita la Grandeza de Dios, igualmente era infinita la culpa también de Adán, ya que despreció esa Grandeza y no consideró Su amenaza. 

Fin del capítulo 3